Es
un conflicto que en el que podemos caer muchos terapeutas. Procusto, a
veces llamado Sillis, es un personaje de la mitología griega. Era
bandolero que trabajaba como mesonero. Estaba convencido que todos los hombres debían medir lo mismo, 170 cm.
Él mismo medía 170 cm. y se daba cuenta de que no todos medían lo mismo,
pero estaba convencido de tener la razón; los que sobrepasaban esa altura
es que se habían equivocado, se habían olvidado de dejar de crecer. Y
los que no llegaban también se habían equivocado, sencillamente se
habían olvidado de crecer. En realidad los hechos no contradecían su
creencia de base.
Por
consiguiente, en las habitaciones de su albergue, las camas medían 170
cm. Durante la cena, mezclaba un somnífero en la bebida de los viajeros
de manera que, cuando caían profundamente dormidos, cortaba los pies de
los que sobresalía de la cama, y mediante cuerdas y poleas, estiraba las
piernas de los que eran demasiado bajos... de modo que, al día
siguiente, todos medían 170 cm.
Todos
nosotros, sea cual sea nuestra disciplina, corremos el riesgo de caer
en el complejo de Procusto de manera inconsciente. Esta metáfora sirve
de ilustración para entender la perversión del ideal en conformismo.
Es un símbolo de la teoría ética e intelectual que ejercen las personas que no toleran las acciones y las opiniones de los demás, excepto cuando coinciden con sus propios criterios.
Una persona (terapeuta) que es rígida e inflexible, que prefiere poner en duda a los demás terapeutas, en vez de cuestionarse a sí mismo. Esta persona tiene esta creencia, y reorganiza el mundo exterior en función de esta creencia.
El conflicto de Procusto, es como estar tan seguro de lo que tú crees y haces, que tienes el deber de inculcar al otro tu creencia y no aceptar nada de fuera, e intentar imponer lo que tú crees a los demás.
Fuente: Fragm. pág. 45, “Tratado de Biodescodificación”, Autores Enric Corbera y Rafael Marañón, Editorial Índigo.
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