viernes, 27 de mayo de 2011

LA HISTORIA DE UN HOMBRE QUE MURIO DE HAMBRE


Cuentan que un hombre murió de hambre y al morir bajó primero al infierno y el demonio le preguntó:

¿De qué has muerto, hermano?
He muerto de hambre -le contestó el hombre.
Pues ven, que te vamos a dar de comer -le contestó el diablo mostrándole un comedor precioso, con una gran mesa repleta de los más suculentos manjares-. Si te quedas con nosotros siempre tendrás toda esta comida -le dijo tratando de convencerle.

Pero había algo que no encajaba. Todos los comensales que estaban sentados a la mesa estaban más flacos y demacrados que él. Entonces fue cuando se dio cuenta de lo que sucedía. Estaban atados a la silla ante la comida, pero tenían atados en una mano un cuchillo de un metro y en la otra un tenedor de la misma medida y por más que lo intentaban no conseguían ponerse la comida en la boca. Aquel era su tormento, habían muerto de hambre y ahora estaban ante la comida pero no podían comer.

El hombre cuando vio aquello subió al cielo a ver que le ofrecían. Al llegar, San Pedro le preguntó:

¿De qué has muerto, hermano?
He muerto de hambre -le contestó el hombre-. Pues ven, que te daremos de comer -le dijo Pedro mostrándole un comedor similar con los mismos manjares.

Los que se encontraban allí tenían los mismos cuchillos y tenedores atados a las manos, incluso las personas parecían las mismas, pero estas se veían bien alimentadas, felices, contentas y el hombre pensó: “¿cómo es posible que en la misma situación los resultados sean tan distintos?”. Fue entonces cuando se dio cuenta de donde estaba la diferencia: los de abajo eran unos egoístas que sólo preocupaban de comer ellos aunque no lo lograran y los de arriba cogían la comida con su largo tenedor y se la daban al de enfrente y el de enfrente les alimentaba a ellos.

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